Las tics se han convertido en un trampolín de oportunidades

 “El roble mismo decía que sólo en un crecimiento tal reside lo que perdura y da frutos: que crecer es abrirse a la amplitud del cielo y al mismo tiempo arraigarse en la oscuridad de la tierra. Que todo lo que es genuino prospera sólo si el hombre es a la vez ambas cosas: dispuesto a las exigencias del cielo supremo y amparado en el seno de la tierra sustentadora”. 

Martin Heidegger, Camino de campo.




Este documento explora distintas experiencias de construcción de tejidos territoriales a partir de procesos de uso y apropiación de tecnologías digitales por parte de jóvenes, en distintas partes del país, en las que han jugado un papel determinante docentes y rectores de instituciones educativas, así como líderes comunitarios. Se indaga acerca de la contribución que tales experiencias pueden hacer a la construcción de tejidos territoriales. 

Esta lectura aborda el análisis de la construcción de vínculos rurales urbanos apelando a entrevistas virtuales realizadas a algunos de los líderes, en junio de 2020, que indagan acerca de las condiciones de éxito de proyectos de jóvenes en los que el uso de las TIC ha contribuido a la construcción de tejidos territoriales, así como a la revisión y análisis de documentación secundaria en distintos formatos. 

Fueron entrevistados Alirio González, director de la Escuela Audiovisual Infantil de Belén de los Andaquíes (Caquetá), Merys Usta, docente de la Institución Educativa Los Garzones (área rural de Montería-Córdoba), Carlos Sánchez, docente de la Institución Educativa San Juan Bosco de Contratación-Santander) e Iván Triana (área rural de Ciudad Bolívar, Bogotá). Las entrevistas, de aproximadamente una hora de duración, fueron realizadas con la herramienta Zoom. Las entrevistas tuvieron la siguiente estructura: presentación del Proyecto de TT al entrevistado, trayectoria del entrevistado y su proyecto, condiciones de conectividad y acceso a las TIC en la zona de influencia, alianzas para el desarrollo del proyecto, impacto en la vida de los jóvenes y la comunidad, y continuidad de los proyectos. 

Se analiza la importancia del papel de los docentes y de las instituciones educativas en la construcción de vínculos rurales urbanos, así como de líderes comunitarios (González y Triana), en tres aspectos: su papel en territorios tradicionalmente asolados por el conflicto armado, incluyendo el narcotráfico, o de contextos de alto grado de violencia; la influencia de los docentes y de los líderes en la resolución de conflictos de la comunidad; y el rol de los procesos puestos en marcha en la construcción de tejidos territoriales a través de diverso tipo de proyectos, particularmente los asociados al uso de las TIC. 

Las experiencias dan luces sobre los factores de éxito en la construcción de vínculos rurales – urbanos. De la misma forma, también, situaciones derivadas de las dificultadas de conectividad a internet, de falta de la mínima disponibilidad de equipos o, simplemente, del desconocimiento acerca de su uso, particularmente en zonas rurales, han hecho evidentes grandes inequidades que amenazan con proyectar aún mayores desigualdades sociales y económicas en el futuro. 

Pese a las dificultades de conectividad, en el contexto de la contracción de múltiples actividades económicas y del empleo, las TIC pueden ser herramientas de aprendizaje, trabajo y construcción de comunidad. En tal sentido, la situación de pandemia ha permitido apreciar, desde una perspectiva de aislamiento físico (en los lapsos de confinamiento), las oportunidades, emulables, de proyectos en los que han participado jóvenes y en los que el uso de las TIC ha desempeñado un rol determinante en la cohesión social de comunidades, contribuyendo con ello a la construcción de tejidos rurales urbanos. 

La situación presente de la pandemia del Covid-19 ha puesto sobre el tapete, con especial énfasis, la importancia del uso de las TIC como medios de comunicación, de colaboración y de aprendizaje en el contexto del confinamiento. Por ello, se recae en las inequidades en el acceso a internet en los hogares, particularmente en el campo, así como en los déficits en disponibilidad de equipos. La pregunta de si la virtualidad promueve la cohesión social sigue a la orden del día, particularmente en la construcción de tejidos rurales – urbanos. Más allá de la situación provocada por la pandemia, el proceso de confluencia de cambio tecnológico, globalización de los mercados y cambio climático, viene consolidándose con anterioridad a la irrupción del virus, trastornando modelos de negocios, formas de aprendizaje y mercados laborales, entre otros factores. De ahí que la situación provocada por la pandemia ha acelerado, a través de la necesidad del uso de las tecnologías digitales, los cambios que se presentan en varios ámbitos: la educación, el trabajo, la salud y la manera en que nos comunicamos para los más diversos propósitos. 

Las experiencias durante los períodos más duros de aislamiento de la pandemia también conducen a cuestionar el alcance y los límites de la virtualidad en la construcción de cohesión social. De ahí que modelos de tipo híbrido (virtual / presencial) estén destinados a ganar espacio en la pos-pandemia.


Oportunidades para los jóvenes en los desarrollos de la economía digital 

A. Los cambios profundos: negocios, empleo y aprendizaje Se están presentando en la sociedad cambios profundos en las formas de producir, de consumir, de interactuar y de aprender que, literalmente, ocurren a tasas exponenciales. 

Distintos autores han caracterizado las nuevas realidades con enfoques complementarios entre sí que, en todos los casos, plantean retos descomunales a la sociedad, particularmente a los jóvenes, así como oportunidades para encararlas de modo creativo y productivo. Así como se generan oportunidades, también existe el riesgo del rezago, tanto para regiones como para comunidades e individuos que carecen del adecuado acceso a la información. Klaus Schwab (2017), uno de los creadores del Foro Económico Mundial, advierte que la Cuarta Revolución Industrial2 , vigente desde mediados del siglo XX, se origina en nuevas tecnologías que surgen y se diseminan a velocidades sin precedentes, tienen impacto tanto en el ámbito productivo (empresas, industrias, oficios) como en la forma de vivir de individuos y comunidades, en la manera de interactuar unos con otros. 

La cuarta revolución es una profundización horizontal (abarca prácticamente todos los sectores productivos), como vertical (integración, complejidad de procesos). Une la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la nanotecnología y la biotecnología. Para Schwab, el reto inmenso es, primordialmente, de orden cultural: radica en la ausencia de narrativas de los dirigentes políticos, empresariales y sociales que permitan comprender los desafíos y las oportunidades que tales cambios ofrecen. 

Thomas Friedman (2017), por su parte, coincide en que los cambios que ocurren lo hacen a velocidades exponenciales, a partir de la confluencia de tres factores: la globalización de los mercados, la revolución digital y el cambio climático. No solo cambian los modelos de negocios; los lugares de trabajo, la geopolítica, las opciones de corte ético y el rol de las comunidades locales están transformándose rápidamente. 

El mensaje a los jóvenes no deja alternativa: aprendizaje de toda la vida (long life learning), capacidad de adaptación a cambios permanentes, diferenciación, colaboración e iniciativa. Por su parte, Harari (2018) plantea, entre otras, profundas transformaciones a partir de la interacción entre las tecnologías de la información y la biotecnología, por un lado, y de la cultura, por otro. 

Plantean retos formidables a los jóvenes, la incertidumbre acerca de la estructura futura de los mercados laborales, de la remuneración al trabajo, de la obsolescencia de los sistemas pedagógicos y del auge de la xenofobia. En Exponential, Azeem Azhar (2021: cap 2), alude al carácter disruptivo que tendrá la interacción de cuatro grupos de tecnologías: la computación, las energías renovables, la biología y los procesos manufactureros. 

Los cuatro autores, a partir de la premisa de la interdependencia creciente de individuos, comunidades, empresas y naciones, en múltiples dimensiones (comercial, financiera, migratoria, cultural), hacen sus planteamientos sobre una plataforma política democrática liberal, basada en el respeto a la diversidad.

No solo se diluyen fronteras entre ámbitos productivos y disciplinarios (inteligencia artificial, nanotecnología, robótica, biotecnología), sino que la globalización misma diluye las fronteras entre países, con sus flujos migratorios, comerciales, financieros y de información. De ahí la necesidad de que los jóvenes, desde sus territorios, como ciudadanos globales, puedan empoderarse a partir del aprovechamiento de las oportunidades de apropiación de las nuevas tecnologías, particularmente las digitales y, en la medida en que se trata de herramientas, utilizarlas como medio de transformación. Entre otras dimensiones, los cambios que ocurren afectan los modelos de negocios y los pedagógicos. El circuito producción – distribución – consumo está cambiando en formas imprevisibles. 

Ocupaciones tradicionales desaparecen y son sustituidas por otras, alterando el mercado laboral de manera significativa. Las formas de aprendizaje tradicionales están siendo reemplazadas por el “aprendizaje de toda una vida”; el mandato de la formación permanente4 . El mundo cambia por la revolución tecnológica, creando nuevas realidades y retos. En sentido inverso, individuos, comunidades, empresas y regiones cuentan (en potencia) con herramientas (las de la revolución digital) que les permite abrirse paso en el mundo. 

El acceso a la información, las posibilidades de comunicación de forma ubicua (como, cuando y donde se desee, vía la conectividad móvil), fenómenos como la nube y el big data, entre otros, pueden servir de apalancamiento para crear nuevos campos de relacionamiento y colaboración, como alianzas de diverso orden o la creación de empresas, y la posibilidad, cada vez más cercana, de acceder a nuevas fuentes de formación y autoaprendizaje.


B. Comunidades virtuales: pueden ser la base de construcción de tejidos territoriales 

Un reciente debate entre Mark Zuckerberg, CEO y fundador de Facebook, y Yuval Harari, ilustra acerca de las diferencias entre comunidades reales (vinculadas a territorios y culturas comunes) y las comunidades virtuales. La defensa de los vínculos derivados de la presencialidad, representada por Harari, y la línea virtual, por Mark Zuckerberg, lideran el debate en el mundo actual. 

Con el advenimiento de la pandemia, las comunidades virtuales han tenido un impulso sin precedentes. Sin duda, los modelos híbridos y las modalidades sincrónicas y asincrónicas jugarán un papel de primera línea en las etapas pos-pandemia. Los argumentos online vs offline. Sin duda, desde su creación en 2004, Facebook ha tenido un impresionante desarrollo. Cuenta en la actualidad con más de dos mil millones de cuentas, y es una red social utilizada para múltiples propósitos, incluyendo mercadeo, proselitismo político y conformación de comunidades reunidas a través de los más variados intereses. 

Harari reconoce el valor que tiene Facebook como vehículo para la conformación de comunidades. Sin embargo, plantea que, con el propósito de que estas puedan florecer, se requiere que echen raíces en el mundo offline. Aunque esto puede ser una realidad, a veces, Harari afirma que el creciente uso de las herramientas en línea se hace en detrimento del mundo real. “Las comunidades físicas poseen una profundidad que las comunidades virtuales no pueden igualar, al menos en el futuro cercano. Si estoy en cama enfermo en Israel, mis amigos virtuales de California pueden hablar conmigo, pero no me pueden traer un plato de sopa o una tasa de té...” (Harari, 2018:cap5). 

Los seres humanos tenemos cuerpos, dice Harari, y el mal uso de la tecnología nos ha venido distanciando de ellos. “Si usted no se siente en casa con su cuerpo, nunca se sentirá en casa en el mundo” (Harari, ob.cit.). Actividades tan corrientes como alimentarnos, se llevan a cabo sin ninguna atención por la alienación que provoca en nosotros el uso de las TIC. Hay un proceso de deshumanización en favor de la virtualidad mal llevada. Para Hariari, lo determinante en las comunidades consiste en que la tecnología permita que éstas puedan compartir sus experiencias, pero no mediante la validación de un like superficial y lejano, carente de contenido humano. 

Aunque reconoce el valor de las comunidades virtuales, la gran pregunta consiste en su capacidad de construir cohesión social. La crítica de Harari a redes sociales como Facebook, se resume en que “...hasta ahora, el modelo de negocios de Facebook ha promovido que la gente invierta más y más tiempo en línea, aún si ello significa menos tiempo y energía para las actividades offline... el tiempo que se invierte en conocer a los amigos online de Irán o Nigeria va en detrimento de la habilidad de conocer a los vecinos de al lado...” (Harari, ob.cit.). 

En una serie de videos promovida en 2019, Zuckerberg, planteó, en debate con Harari, sus argumentos a favor de la virtualidad en la construcción de comunidades5 : Internet y las herramientas asociadas, incluyendo las redes sociales y la movilidad, han logrado que personas de las más diversas culturas se puedan comunicar entre sí, por la vía de medios estandarizados, permitiendo la unidad de propósitos a través de los más variados intereses y propiciando inimaginables tipos de intercambios y movilizaciones en su defensa. Los horizontes y las oportunidades, con la globalidad en las comunicaciones, se amplían a escalas sin precedentes en la historia de la humanidad. Las intermediaciones y el poder de individuos y comunidades se multiplican. Si estas interesado en conocer apartes de este dialogo o debate dá clic Aquí

La economía digital es el contexto para desarrollar tales potencialidades. No acceder a la economía digital puede perpetuar y profundizar brechas sociales y económicas de forma grave en regiones y territorios6 , afectando comunidades e individuos. 

El grado de acceso a la economía digital de los residentes en un país, región, ciudad o en las áreas rurales, determina el alcance que se tiene para aprovechar las oportunidades de la presente revolución de la información. En una publicación anterior a la irrupción de la pandemia, CEPAL (2021a:11) alentaba a “…fortalecer las políticas para impulsar la innovación, la difusión y la apropiación de las nuevas tecnologías para avanzar hacia un nuevo modelo económico, social y ambiental que esté en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.” Las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) forman parte de la avalancha de distintas innovaciones en ámbitos tan diversos como la biología, las energías renovables, la inteligencia artificial, la robótica, la impresión 3D, la nanotecnología, internet de las cosas y muchas otras, cuyo uso y apropiación está ocasionando cambios profundos en la sociedad. 

En particular, la apropiación de nuevas herramientas de comunicación afecta la vida de individuos, comunidades, organizaciones, empresas y gobiernos, al abrir espacios insospechados de relacionamiento entre ellos. 

En el terreno de la economía y el mundo empresarial, nuevos modelos de negocios dan al traste con los tradicionales; formas de aprendizaje ancladas en los sistemas educativos formales clásicos, aún predominantes, entran en crisis y abren el camino a nuevos modelos de apropiación del conocimiento. Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, sustentadas por el crecimiento de internet móvil, posibilitan la llamada ubicuidad, consistente en poderse comunicar dónde, cuándo y cómo se desee. 

El crecimiento de la conectividad a internet y la velocidad de diseminación de las TIC no tiene antecedentes en la historia de las tecnologías. El uso de dispositivos y de millones de aplicaciones, el crecimiento de adherentes a las redes sociales, las aplicaciones en campos como la salud, la educación, los modelos de negocios, la investigación científica, la administración del estado, se han multiplicado en escalas que la humanidad no conocía en las anteriores revoluciones tecnológicas. 

Los anchos de banda, las velocidades de transmisión de datos, las capacidades de almacenamiento de datos y el “enredamiento” (vínculos virtuales entre personas y organizaciones, networking) han venido aumentando de manera exponencial.


C. La economía digital Existen diversas conceptualizaciones acerca del significado de economía digital. IDATE, organización francesa que anualmente publica el Digital Yearbook, circunscribe la economía digital a los servicios de telecomunicaciones (básicamente la provisión de acceso internet mediante distintas tecnologías), los contenidos digitales, los servicios de internet, y los servicios de tecnologías de la información TI y software. 

Algunos rasgos básicos de la economía digital mundial son los siguientes: los servicios de telecomunicaciones, y los servicios de TI y software, son los de mayor peso en la economía digital (cada uno alrededor de 35% del valor total de la producción de la economía digital mundial). Norteamérica, Asia-Pacífico y Europa, en su orden, son los mayores bloques de la economía digital mundial, representando el 90% del mercado; América Latina representa 5%. Los servicios de telecomunicaciones son provistos por grandes empresas, como AT&T, Verizon, China Mobile, las tres de mayor facturación en el mundo; entre los diez proveedores más grandes figuran los hispanoamericanos Telefónica y Claro. 

Ofrecen servicios de telefonía fija conmutada (en franco declive en todo el planeta) y de acceso a internet fijo y móvil (la mayor parte de los ingresos de la comunicación móvil, y crecientes). 

El acceso a internet es la condición básica para que sea posible el acceso a los demás segmentos. De ahí que las brechas en la economía digital tengan su fuente principal en dicho ámbito. Los servicios de TI y software son un sector fragmentado en empresas de distinto tipo y tamaño, que proveen los servicios para la trasformación digital en las empresas, como inteligencia artificial, automatización y deep learning para la toma de decisiones empresariales, entre otros. 

Los contenidos digitales son un sector caracterizado por rápidos cambios en los modelos de negocio asociados a la digitalización de contenidos, su distribución y los patrones de consumo. Televisión, música, videojuegos, libros, paquetes educativos y medios de comunicación son las categorías más importantes de los contenidos digitales. Los servicios de internet son un segmento de grandes jugadores de corte oligopólico (Google, Amazon, Facebook, Apple, Alibaba, Baidu), cuyas cadenas de valor están asociadas al comercio electrónico, el marketing y a la monetización de servicios móviles. Plataformas como Netflix y Uber se encuentran en dicho segmento. 

En términos muy generales, el uso de las tecnologías digitales por parte de individuos, comunidades, empresas y, en general, organizaciones de diverso tipo, depende, en primer lugar, de la conectividad a internet de la que se disponga y, segundo, del grado de apropiación que se posea para utilizarlas. En la conectividad a internet hay avances y grandes brechas. De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones ITU (2021), los avances en el acceso a internet han sido impresionantes. 

Sin embargo, las brechas de acceso también son considerables. En 2005, sólo 16.8% de la población mundial accedía a internet. A finales de 2021 accede el 63%, es decir, unas, 4.900 millones de personas; una cifra impresionante que, sin embargo, tiene el significado anverso: 2.900 millones de personas carecen de acceso a internet en el planeta. Las brechas en el acceso son mayores en países de menor desarrollo, y afectan en mayor medida a las zonas rurales, a las mujeres y a las personas mayores. Igualmente, las tecnologías de acceso móvil a internet de distintas generaciones tecnológicas (2G, 3G, 4G) son las de mayor crecimiento en su cobertura. Finalmente, el analfabetismo digital es una barrera para el aprovechamiento pleno de los recursos de la economía digital, aún en lugares cubiertos por redes de internet. 

La economía digital en Colombia puede contribuir a facilitar la construcción de tejidos territoriales, promoviendo los vínculos rurales–urbanos por la vía de involucrar a los jóvenes en el proceso. Los casos que se presentan (capítulo II) ilustran posibilidades, que pueden ser enriquecidas y replicadas en la construcción de tejidos teritoriales para el desarrollo inclusivo. 


D. Las brechas y las oportunidades en Colombia La conectividad en Colombia ha avanzado de forma sostenida, aunque existen distintas brechas. 

De acuerdo con el Ministerio de las TIC (MinTIC, 2021), existen 8.2 millones de accesos fijos (principalmente hogares) y 33.8 millones de accesos móviles. De acuerdo con Internet World Statistics9 , 75% de la población colombiana cuenta con acceso a internet por distintas modalidades; es una tasa similar a la latinoamericana (75.6%), y superior a la media mundial (65.6%). 

En Colombia hay alrededor de trece millones de personas se encuentran desconectadas y, por ende, sin acceso a los servicios asociados a internet. Según el Foro Económico Mundial (2019), entre 140 naciones, Colombia ocupa el puesto 60. En competitividad, en la adopción de las tecnologías de información está en el 83; y la mayor debilidad se encuentra en internet móvil (puesto 101). 

En el acceso a internet, en Colombia hay notables brechas de conectividad entre regiones, y entre el campo y la ciudad, marcando diferencias significativas en las oportunidades que el uso de las tecnologías digitales abre para las comunidades (fijo, móvil, satelital). 

Mientras en tres departamentos (Antioquia, Quindío y Risaralda), y en Bogotá DC hay una proporción de accesos fijos por cada 100 habitantes superior al 20% (27.5% en Bogotá DC), más de la mitad de los departamentos colombianos cuentan con una accesos inferiores a 10%. Se encuentran entre las más desconectadas, regiones de las costas Caribe y Pacífica, así como de las cuencas amazónica y del Orinoco. 

La penetración de telefonos móviles en Colombia es relativamente alta: 70.5 millones de suscripciones (MinTIC 2021) para 51.2 millones de habitantes, sumando suscripciones pre y pospago. De ellos, mediante distintas tecnologías (2G, 3G, 4G), 33.8 millones reciben servicios de internet móvil. Las brechas entre campo y ciudad, coincidiendo con el patrón latinoamericano, son altas en Colombia. A pesar del dramático aumento en el acceso a la conectividad a internet en Colombia, se esconde una realidad que afecta, principalmente, a las comunidades rurales. 

De acuerdo con el DANE (datos de 2018), los hogares campesinos están en notable desventaja frente a los urbanos en materia de acceso a la conectividad y los distintos dispositivos; con excepción de los móviles, cuyos servicios sí cuentan con un apreciable grado de diseminación. Los casos que se ilustran en el presente trabajo indican que es posible poner en marcha proyectos asociados a la apropiación de las TIC por parte de jóvenes en zonas con dificultades de acceso a internet. 

El uso de las TIC puede jugar un papel crucial en la construcción de tejidos territoriales rurales urbanos. Dado el énfasis en proyectos adelantados por algunos líderes territoriales, incluyendo docentes, tiene sentido examinar las brechas que existen entre sedes educativas urbanas y las rurales en conectividad y disponibilidad de dispositivos. 

Según el DANE (2019), con excepción del servicio de electricidad, que cubre 98% de las sedes educativas urbanas y 92% de las rurales, las diferencias en el acceso a distintas tecnologías de las comunicaciones son considerables entre las escuelas del campo y de la ciudad: en televisión, 67 % y 32% de las sedes urbanas y rurales; en internet, 92% y 21%; y en LAN (red de área local) 46% y 6%, respectivamente. No obstante, tanto las sedes urbanas como las rurales cuentan, en algún grado, con bienes TIC (genéricamente, los dispositivos, incluyendo computadores fijos y portátiles, y tabletas): 96% y 87% de las sedes urbanas y rurales. 

Esto significa que muchas sedes rurales cuentan con computadores y/o tabletas, pero pocas tienen acceso a internet, lo cual dificulta trabajos de aprendizaje y de colaboración en línea, exposición de contenidos curriculares en red y la consulta de materiales pedagógicos por medio de buscadores en línea. 

En este contexto cobran vigencias, iniciativas que promueven el trabajo off-line y el uso simple del celular con aplicaciones (tipo WhatsApp); es decir, a partir de herramientas y software que permiten procesos de aprendizaje colaborativos, a pesar de la carencia y de los déficits en conectividad. Dicho uso se ha hecho evidente en la época de la pandemia y el confinamiento, cuando niños del campo no pueden ir a las escuelas y sus hogares carecen de acceso a internet. 

La disponibilidad de las TIC en los hogares en las áreas rurales es consistente con la correspondiente a las escuelas rurales. El DANE (2019) divide la ubicación de los hogares en dos categorías: cabeceras, y centros poblados y rural disperso. La brecha entre campo y ciudad es también notoria en la conectividad a internet; menos de la sexta parte de los hogares rurales cuenta con este servicio. Además, menos de 10% de los hogares en “centros poblados y rural disperso” cuenta con algún tipo de dispositivo (computador de escritorio, portátil o tableta), en contraste con más de la mitad de los hogares de las cabeceras urbanas; proporción que es preocupante, en cualquier caso, y que se ha hecho aún más evidente e inequitativa durante el confinamiento por la pandemia del Covid-19. 

En los hogares rurales, la disponibilidad de aparatos de TV convencional a color, así como de celulares es, por contraste, relativamente alta (76% y 88%, respectivamente). En posibilidades de comunicación, los móviles se convierten en un vehículo imprescindible en las comunicaciones de los hogares campesinos, incluyendo la posibilidad de establecer comunicaciones entre los docentes y los alumnos; así como para ellos, la TV es, potencialmente, un poderoso medio de información.

Iniciativas de tecnología digital 

A continuación, se presenta cinco experiencias que han tenido entre sus ejes el uso de las tecnologías digitales, y que han contribuido, en sus territorios, a la construcción de tejidos rurales urbanos. 

Se trata de experiencias en zonas rurales o de municipios periféricos, distantes de grandes centros urbanos. La ubicación de los proyectos analizados en la geografía Colombia.

A. Escuela Audiovisual Infantil de Belén de los Andaquíes-Caquetá 

Belén de los Andaquíes es un municipio localizado a 45 km al suroccidente de Florencia, la capital del departamento del Caquetá, y a 43 km de Curillo, puerto en el Río Caquetá. Una población que ronda los doce mil habitantes, de los cuales algo más de la mitad viven en la cabecera urbana. Belén sufrió durante décadas los embates del conflicto armado, tanto por la presencia de las Farc como de organizaciones paramilitares; durante los años 90 y comienzos de siglo, las tomas guerrilleras del casco urbano fueron frecuentes, así como los asesinatos por paramilitares. Alirio González escucha el territorio. 

Alirio González es el fundador de la Escuela Infantil Audiovisual de Belén de los Andaquíes, en diciembre de 2010. El proyecto ha sido objeto de reconocimiento en distintos escenarios, como los premios India Catalina en 2013, en la categoría de Producción Comunitaria, con el programa Telegordo, diseñado y producido por quince niños orientados por Alirio González. 

Alirio González pertenece a una familia que, procedente del Huila, migró al Caquetá. La familia de su padre, originalmente, salió de Apulo - Cundinamarca y se dirigió al Huila en los años de la Guerra de los Mil Días (fines del siglo XIX). La de su madre proviene de Planadas (Tolima), que también se estableció en el sur del Huila. 

Ambas partes de su familia eran conservadoras. Los habitantes de Belén vienen, originalmente, de la región que circunda el municipio de Acevedo (Huila); descienden de migrantes de otras partes de Colombia; son colonos. Belén fue fundada en 1917, y se creó uniendo varios campamentos de quineros. 

Los proyectos que Alirio ha adelantado en Belén provienen de su deseo personal de encontrarse con el territorio. No quería ser albañil como su padre; la madre le inculcó la afición a la lectura. Tuvo la oportunidad de salir en los años ochenta, a Bogotá y a Cali, y viajó por distintos sitios en Colombia. “Si no se sale del territorio no se le puede entender”, dice. Regresó a Belén en los años 90, cuando el cultivo de coca estaba en su apogeo.

La situación que encontró la califica de caótica: “la anarquía de la coca, de comienzos de los años 90, raspachines con dinero, prostitución… Todo el mundo se volvió loco…”, dice. Se había desarrollado una cultura local manifestada, por ejemplo, en los cambios de oficios tradicionales hacia otros asociados al consumo desenfrenado.

Algunos miembros de su familia, que califica de sencilla, antes dedicados a la albañilería o a la mecánica automotriz, ahora vendían trago y ponían música en una discoteca. Alirio choca contra tal cultura, se angustia mucho y, al principio, pensaba en combatirla, al menos incidiendo en el tipo de música que se escuchaba en la discoteca, introduciendo salsa y rock. 

Regresó al poco tiempo a Bogotá y, luego, de nuevo, a Belén, cuando le propusieron que se hiciera cargo de una casa de la cultura que una ONG iba a formar. Finalmente, la ONG no existía; se trataba de la intención de un político que quería fundar la casa de la cultura, y consideraba que Alirio, “que no se sabía si era comunista o godo”, era el único que tenía la visión para gestionarla. Alirio aceptó dirigirla. En la entidad, al comienzo, se creó una escuela de artes. A los pocos meses había ya niños aprendiendo flauta dulce. En el aprendizaje musical que impartía la escuela, Alirio veía una forma de desnarcotizar la cultura que encontró a su regreso de Bogotá. 

La radio comunitaria fue el proyecto clave en esta etapa. No había sido periodista, y Alirio siente que sigue hablando enredado. No obstante, comenzó a pensar en la radio como un espacio donde los habitantes de Belén podrían comunicarse entre sí. Quería un foro amplio y pensaba que, quizás, fuera un medio que podría contribuir a dirimir conflictos, como los relacionados con la preservación y el uso del agua. Comenzó a invitar a la radio a los campesinos que, mientras hablaban en vivo en la emisora, eran acompañados por registros sonoros grabados con anterioridad a partir de sonidos de los establos de sus fincas. Registros que resultaban, simplemente, de poner un micrófono que captara el paisaje sonoro. 

En Belén, cuenta, había gente que escuchaba la emisora y se dirigía a la sede para verificar si allí se encontraban los animales que escuchaban en la radio. El propósito central de Alirio consistía en que la gente se expresara. Apelaba, con frecuencia, a la música que les gustaba a los campesinos y a los habitantes del pueblo. 

Comprendió que a la comunidad hay que hablarle con fiesta. La música de la gente eran los corridos, los vallenatos, las rancheras, con textos y música compuestos por ellos. Los corridos son crónicas, relatos, incluidos los relacionados con el narcotráfico. 

Alirio fue introduciendo el rock y la salsa. La emisora, poco a poco, se fue convirtiendo en un laboratorio de producción de sonido, por un lado, y de participación de la comunidad, por otro. La experiencia lo llevó a entender que había que escuchar el territorio, a sus habitantes; “había que bajar la ventolera de creer que uno venía a organizarlos”. 

La gente, dice Alirio, suele tener organización en el territorio, aunque no sea visible para uno; siguen unos discursos, unas normas sociales. A las malas, Alirio hizo el curso de escuchar, de aprender del territorio. “Uno descubre que para comprender el territorio hay que saber leerlo y, para ello, en primer lugar, hay que reconocer los agentes locales. 

La gente sabe cómo es su territorio. Los campesinos, por ejemplo, saben cuándo va a llover, a partir de indicios que los demás no sabemos distinguir. Como uno está preocupado por cambiar el mundo, no escucha esas bobadas…” recuerda Alirio. 

La primera etapa de la radio comunitaria, que inició en 1996 después de dos años de preparaciones, tuvo un propósito que fue cumpliéndose gracias al interés de la gente: aprender a hablar y aprender a participar. Gradualmente, la emisora se convirtió en un patrimonio de los habitantes de Belén, tanto los del casco urbano como los campesinos.

Eso explica que guerrilla y paramilitares, así como la fuerza pública, actores del conflicto presentes en Belén, respetaran la emisora; “no podían echarse a la gente encima”; y así la radio comunitaria, con frecuencia, ejerció la vocería de la ciudadanía, se logró que los actores respetaran, por ejemplo, intereses ecológicos de la comunidad. 

La emisora fue concebida en un horizonte de treinta años. Ahí va. Sin embargo, en 2005, Alirio cambió de frecuencia, delegó la gestión de la radio y dio los primeros pasos hacia lo que, luego, sería la Escuela Infantil Audiovisual de Belén. Alirio, en diciembre del 2005, por la experiencia de una década en la radio comunitaria, se había convertido en un empírico experimentado en técnicas de audio. Estaba sacando su computador de la emisora para llevarlo a su residencia, y se encontró con un conocido que portaba una cámara y que ignoraba cómo utilizarla. Los niños, curiosos, querían conocer acerca del uso de la cámara, cómo grabar un video, los secretos del sonido. Allí Alirio vio una oportunidad de trabajo con los niños e introdujo un chantaje de oro: sin historias no hay uso de la cámara. 

Así como la programación de la emisora se fue construyendo a partir de relatos, la Escuela se fue formando a partir de las historias ideadas por los niños, de roles que se inventaban y que serían la base de películas cortas. 

¿Cómo hacemos historias? preguntaban los niños; “Dibújenlas y hablamos”, respondía Alirio. 

Construir relatos, historias, ha sido la obsesión de Alirio que caracteriza todos sus proyectos. A la emisora no se podía ir a echar carretazos, sino historias, cuentos, que los campesinos narraban con deleite. 

La obsesión por las historias, siempre presente, está basada en que los relatos son la manera en que hablan los habitantes del territorio. La gente, afirma Alirio, siempre “está echando cuentos”. Los niños y jóvenes que han participado en la Escuela escuchan el territorio y lo “revelan” a través de las historias. Los niños comenzaron a elaborar historias, que bien podían asumir la forma de audio, video o una composición musical. 

Podía ser la historia contada por un niño campesino acerca de su papá raspachín (oficio de recolector de hoja de coca), o la rutina de un padre pescador. O la admiración por la flora y fauna de la vereda. Escuchar el territorio va de la mano de otra condición: aprender a amar la estética local. Tal es la apuesta política que tiene cada territorio, la riqueza única que los puede diferenciar entre sí. Lejos de promover un regionalismo cerrado, permite la apreciación de otros territorios, de otras estéticas. 

La Escuela, aún en sus comienzos, nació famosa en el pueblo, porque venía con la cola de amigos de la emisora. La idea para Alirio era muy sencilla y poderosa: en zonas de conflicto, en vez de que los niños, tan codiciados para ser objeto del reclutamiento por los actores armados, disparen un fusil, que disparen una cámara. 

A partir de esta idea tomó forma el proyecto que se convirtió en la Escuela Audiovisual Infantil de Belén. No era fácil, al comienzo, que los adultos de Belén comprendieran el significado del proyecto. Mucha gente veía la Escuela sin ton ni son: grupos de niños haciendo historias y dibujando y que, bajo la orientación de Alirio, mostraban en sitios públicos los videos producidos por ellos. 

Pero la gente los veía, se reconocía en ellos, por aparecer allí o porque los relatos les tocaban de forma directa. El saldo: todos se divertían y, para Alirio, en medio de la diversión, se trataba de procesos en los que los niños, los jóvenes y él mismo, estaban aprendiendo a pasos de gigante, del territorio, por una parte, y de las técnicas de las tecnologías digitales, por otra.


Si llegaste a este punto de la lectura de este segundo corte de semestre, Felicitaciones, da clic en el siguiente enlace descarga y escucha, posteriormente envía la información solicitada al correo: 


Gracias por ver mis proyectos... en cada trazo hay historias.

Contáctame WhatsApp: 300 512 03 44 

Email: edgar.epicon@gmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/quikepicontallercreativo

 

Comentarios

Entradas populares